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LOS FALSOS MINISTROS QUE HAN HECHO MERCADERIA CON LA PALABRA DE DIOS

EL COMERCIO DEL EVANGELIO

Dios permita que estas palabras a continuación nos hagan reflexionar sobre lo que está sucediendo en medio de la iglesia cristiana en este tiempo. Si alguna persona se siente ofendida, por oír la verdad, ante la cual muchos prefieren hacerse ciegos, solo le pido a Dios que le traiga convicción en su corazón. Esta verdad tiene que decirse. Porque si los ministros callamos, ¿quién hablara?.

Y hablando de ministros…. La palabra ministro quiere decir uno que sirve a la iglesia, nunca, uno que es servido. Y la iglesia es una asamblea, una unión de miembros, el cuerpo de Cristo. La iglesia no es un centro de negocios, no es una discoteca, no es un lugar de entretenimiento, no es la plataforma hacia la fama. La iglesia es donde viene el que esta golpeado, el herido, el despreciado y el rechazado. La Biblia nos enseña que cuando alguien se hacía famoso era porque estaba dando la vida por el ministerio. La fama no venia por los títulos que esa persona llevaba, porque lo mismo es para Dios usar a un apóstol que a un diacono. ¿Acaso Felipe no era un diacono? ¿Acaso no fue llevado este por el Espíritu a donde el Eunuco? ¿Acaso no fue un simple diacono quien bautizo al recién convertido?

Hoy día, los títulos son tan grandes que en lugar de ministros tenemos a jefes de estado. Es cierto que somos hijos de un rey, que somos embajadores, y que somos miembros del reino, pero el ejemplo del Rey de reyes fue nacer en un pesebre y limpiar los pies a sus estudiantes. Hoy somos tan grandes, que se nos ha olvidado todo el concepto de la palabra humildad. Hoy en lugar de servir, tenemos que andar rodeados de sirvientes.

El mercado de cantantes cristianos se ha hecho más comercial que el del mundo. Cantantes que nunca hubieran vendido más de dos discos en el mundo, en las iglesias se están haciendo ricos. Y evangelistas y pastores que el mundo jamás los hubiera invitado a dar un discurso, están engrosando sus cuentas bancarias en nombre de Jesús. Cuando son invitados a participar en una actividad, primero preguntan cuantas personas van a ir y estos son mis requisitos. Ni siquiera preguntan a Dios si deben de ir o no. Sus respuestas están basadas en dinero y fama. Cantan y predican que no quieren fama, pero después hacen hasta lo imposible por tenerla. Cuando se les paga lo que piden, van sin consultar a Dios. Además, si el pago es grande, dicen que fue Dios quien abrió la puerta. Las exigencias para ser contratados ya no son disimuladas como en otro tiempo. Ya dicen lo que cobran y lo que exigen. Los pastores en su impotencia de atraer gente a la congregación local, los contratan con la esperanza de que llenen la iglesia, que traigan un avivamiento, pero el problema es… que a estos no los trae el Espíritu, vienen en la carne y solo puede producir cosas de la carne. Al final decimos, fue tremendo, pero donde están los corazones tocados y cambiados por Espíritu de Dios para toda una vida, donde está el avivamiento de esa conversión que lo entrega todo, que se rinde por completo al Dios de la Gloria. Me da vergüenza, cuando leo los requisitos de estos llamados salmistas y evangelistas. Pago asegurado, sin contar lo vendido en materiales.

Boletos para viajar en primera clase. Hospedaje, en hotel de primera. Comidas solo en Restaurantes. Algunas portadas de discos cristianos son una burda copia de las mundanas, es mas algunos de nuestros jóvenes y doncellas de nuestras iglesias, compran X CD, solo por la pose sensual de los y las salmistas del “Señor” en esas portadas y contra portadas, es asqueroso pero algunos hasta traen póster incluido y hasta te dicen que por la compra de 3 discos te regalan una camiseta, no con el nombre de Jesús, si no con el nombre de la estrella cristiana. Hasta donde hemos caído. Las iglesias se pasan todo el tiempo haciendo retiros, encuentros y conferencias, pero los precios de los mismos son exorbitantes. Ya no solo se procura cubrir gastos, sino que tiene que dejar ganancias. Y decimos que es para Dios.

El Cristo que yo conozco no es así. Mi Cristo comía con las viudas, conversaba con el necesitado, y no exigía nada a cambio, porque el no vino a que le dieran, el vino a dar, y dar hasta su vida. El Pablo de la Biblia, y el Pedro de la Biblia, no exigían comidas especiales, ni hospedaje, ni transporte especial, y ninguno de los ministros de hoy día es más grande que estos dos hombres. Yo he visto abusos de pastores. Porque a personas de las que no cobran o reciben para su sustento, a esas personas se les maltrata o ignora. Algo tiene que estar mal en esta iglesia moderna.

Pastores que se llenan la boca diciendo que el pueblo es maldito si no diezma, pero ellos no diezman a nadie. Y cuando ofrendan, dan una ofrenda de pobreza al cantante cristiano, o predicador invitado y se quedan con el dinero de la ofrenda que se recolecto. Esto, además de ser vergonzoso, es robo.

A veces me pregunto si no sería mejor vivir en un mundo donde el legalismo era fortísimo pero donde los cristianos ayunaban, hacían vigilias, se humillaban buscando el rostro de Dios. Los predicadores salían a buscar almas a la calle y no se quedaban en sus oficinas como hoy en día. No tenían muchos estudios, y casi a ninguno se le decía doctor, hablaban con gramática un poco fuera de lugar, pero la unción del Santo fluía por sus vidas. No había que estar diciendo griten ni salten, porque el poder de Dios se manifestaba no por psicología, sino por la “Shequina” Gloria de Jehová.

¡Basta ya de vender los ministerios! El manto quien lo pone es Dios y el hombre solo lo reconoce. Basta ya de darle tanto crédito al hombre, de exaltar tanto al hombre, ¡basta ya!. El único grande es EL. Te aseguro consiervo mío, que por cada persona que no quiera hacer el trabajo, Dios levanta a dos más que si estén dispuestos a pagar un precio. ! Volvamos al camino olvidado¡ volvamos al principio, a aquella iglesia que confiaba y dependía del poder de Dios. No son las palabras bonitas, no son los ritmos de seducción, no son los eventos, ¡es el poder de Dios y su Palabra Viva que llega a los corazones!

Dios mío, yo no quiero una iglesia de artistas. Yo no quiero ver a empresarios dirigiendo la obra tuya. Dios mío, no permitas que la farándula cristiana, los personajes de televisión, los empresarios astutos le roben tu gloria a tu iglesia. TUYO ES EL PODER Y LA GLORIA POR SIEMPRE. AMEN.

Dios les Continúe Bendiciendo.  Por: Pablo C.

Tomado http://protestante-evangelico.jimdo.com/portfolio-de-articulos/